Samenvatting
'De manera magistral, Francisco Pérez Maricevich aclara el papel del poeta como observador calificado, lazo entre espacios tiempos diferentes: ‘Y los observo, entonces, como si fueran ellos/ figuraciones sucesivas/que al trascender el tiempo/redibujaran, mágicos,/el pasado llevándolo al futuro’. Eso quizá sea la tarea más importante del aedo paraguayo: jugar el papel de historiador de la memoria. Los dioses le han obsequiado esta capacidad de ver cuando los demás no ven. Como lo escribe Antoine de Saint-Exupéry en su novela, Vuelo de noche, ‘en cada multitud, hay hombres quienes no se disciernen bien y son mensajeros prodigiosos’. Francisco Pérez Maricevich es uno de ellos'. Alain Saint-Saëns, crítico literario, poeta, Paraguay. Veinticinco años tenía Francisco en 1963 cuando, con el recordado Ricardo Rolón, presentó con un acto que lo llamó ‘lanzamiento’ su segundo poemario Paso de hombre (el primero Axil no tuvo presentación alguna). Este singular evento se realizó en la plaza, detrás del edificio del Panteón de los Héroes. El resultado de tan extraño acto público fue el apresamiento colectivo de los que allí estaban. Leni Pane, Academia Paraguaya de la Lengua Española.